Campaña.
En Fruit Growing Quality ya prevén una cosecha menor, en torno a un 25-30% menos, y un menor calibre del kiwi, provocados por las altas temperaturas de junio y julio. “Ahora necesitamos que bajen las temperaturas para poder cosechar”, expone Joaquín Rey, gerente de la compañía, quien le ve un lado positivo, en la medida que el consumidor va a entender que también existe un producto más pequeño que el sector debe revalorizar.
De hecho, en la compañía consideran necesaria esta revalorización del kiwi para poder hacer frente a la subida del 40% más de gastos que el año pasado. No busca Rey subir los precios, sino repercutir los mayores costes que tienen para producir, empaquetar y comercializar.
“En esta campaña me da más miedo el precio que esté dispuesto a pagar el consumidor que lo que el supermercado pague”. Rey teme que el consumidor cuenta con un presupuesto y que “lo primero que se quite sea el tercer plato, el de los postres.
Variedades.
La revolución varietal en el kiwi se está produciendo con los colores, ya hay desarrollos para que exista un verde con más productividad, con más homogeneidad para maduración, con más postcosecha. El kiwi amarillo nacional va a estar muy por delante de Italia o de Grecia; el rojo, por su parte tiene que buscar su espacio, que quizá sea en mercados donde el poder adquisitivo sea mayor, como apunta Rey: “la realidad es que el que busca placer consume color”.
El año pasado Fruit Growing Quality vivió una campaña muy buena en rojo y, este año han triplicado el volumen respecto al pasado, con el objetivo de obtener el mismo precio. Es mucho más caro producirlo, por lo tanto, el valor tiene que ser mayor.
Nos explica Rey que la diferencia del rojo con el kiwi amarillo es que en una misma superficie se obtienen 60 Tn, mientras que de rojo la productividad baja a 25 o 30 Tn. Son conscientes de que va a ser difícil popularizar el consumo de rojo, “cuando vayamos creciendo en volumen y aumentando calibres, la relación calidad-precio será más interesante”.
Por último, en el verde el crecimiento será más sostenido, se está investigando en distintas zonas para poder diversificar su plantación. Pero para amarillo y rojo, Rey es más optimista, ya que confían en aumentar su producción hasta las 1.500 ha en la Península Ibérica, pues es un producto muy demandado a nivel mundial y así poder adelantar a Italia en cuanto volumen y calidad.
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