Los factores dietéticos son responsables directos de la elevada carga de enfermedad que afecta a la población mundial, especialmente por el menor consumo de alimentos frescos y poco procesados de origen vegetal como las frutas y hortalizas, granos integrales, legumbres, etc. Ampliar el rango de nutrientes y sustancias bioactivas, como los polifenoles, y su densidad en los alimentos vegetales, así como equilibrar el contenido de carbohidratos, proteínas y grasas, podría ayudar a enfrentar los retos que suponen alimentar a una población mundial en continuo crecimiento y la limitada capacidad productiva del planeta.
La amplia diversidad de plantas comestibles, cercana a las 20.000, contrasta con que solo 15 ocupen el 90% de los alimentos vegetales producidos en el planeta, y solo 3 son responsables de más del 60% de la energía dietética de la población mundial. Esta pérdida de diversidad también ha dejado en el camino una gran variedad de sustancias nutritivas, fitoquímicas y metabolitos secundarios con gran potencial en la salud humana.
Las frutas y hortalizas son especialmente ricas en variedad y contenido de polifenoles y otras sustancias fitoquímicas como antocianinas, flavonoides, etc., de gran interés para la salud por su potencial capacidad antioxidante, antiinflamatorias y moduladoras de sistemas metabólicos e incluso en la selección de la microbiota.
En este artículo, los autores argumentan cómo la biotecnología, la genética vegetal y la selección de especies puede aumentar la densidad y presencia de fitoquímicos en los alimentos vegetales, y su biodisponibilidad para el mayor aprovechamiento e impacto en la salud humana.
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