Los centros educativos son un lugar idóneo para fomentar la salud y el bienestar de los escolares a partir de estrategias que faciliten la creación de entornos alimentarios saludables. Las estrategias de promoción de alimentación saludable y actividad física en el entorno escolar incluyen en muchos casos, el huerto como uno de sus ejes. Halloway y colaboradores, investigaron cómo los huertos escolares podrían contribuir a mejoran los resultados de salud y bienestar de los escolares, y por qué y en qué circunstancias se producían esos cambios. Para ello evaluaron 24 estudios que incluyeron actividades en huertos escolares cuyos objetivos fueron aumentar la ingesta de frutas y hortalizas y la prevención de la obesidad infantil. Entre los resultados más relevantes destacan que este tipo de programas mejoran el consumo de frutas y hortalizas y la ingesta de fibra y vitaminas A y C, además se observó un efecto positivo en parámetros antropométricos como mejoras en el índice de masa muscular, así como la mejora en el bienestar de los escolares a través de sus habilidades sociales, la confianza y el sentido de la pertenencia. Los autores refieren que estos logros podrían atribuirse a la incorporación de la educación alimentaria en el currículo escolar, la experiencia práctica en el huerto escolar, el compromiso y participación de las familias y de la comunidad educativa, y muy especialmente al enfoque integral que involucró a otros agentes de la comunidad como productores, autoridades locales o grupos de acción social.
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