Los huertos escolares son cada vez más habituales en los centros educativos, no solo como estrategia para la promoción de la salud, sin también para cultivar la responsabilidad de los escolares en el cuidado de las plantas y del medio ambiente. En este artículo de Davis y colaboradores, se evaluaron 13 estudios sobre el impacto de los programas de promoción de la salud basados en huertos escolares sobre los hábitos alimentarios de los escolares. El objetivo fue determinar cómo afectan estas estrategias al consumo de alimentos y conocer cuáles son los componentes que comparten para asegurar su continuidad y maximizar su impacto en la salud de los escolares. Aunque la metodología de los estudios evaluados fue muy dispar, de 11 los que evaluaron el cambio en el consumo, 6 reportaron un aumento del consumo de hortalizas mientras que el resto no observaron cambios, sin embargo, 7 de los 8 que midieron las preferencias encontraron que los huertos escolares facilitaban una mayor preferencia por las hortalizas. En general, los programas que tienen como centro el huerto escolar, generan mejores actitudes para probar nuevos alimentos y aportaron mayor confianza para preparar y cocinar frutas y hortalizas. Ante estos resultados, los autores concluyeron que, existen efectos claros y consistentes de los programas de huertos escolares en la mejora de los comportamientos alimentarios con un incremento real en la ingesta de hortalizas. Sin embargo, se necesitan más estudios para conocer mejor cómo sostener estas estrategias en el tiempo y su impacto en las familias y la comunidad educativa.
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