La actual evidencia científica nos permite asegurar que el consumo habitual de frutas y hortalizas constituye un factor de protección frente a numerosas enfermedades no transmisibles de gran incidencia en nuestra sociedad. Su contenido en fibra, micronutrientes y especialmente en compuestos bioactivos de gran capacidad antioxidante, así como su, en general, bajo valor energético les confiere unas excelentes propiedades saludables. Además, su producción puede contribuir a un planeta más sostenible frente a otras alternativas (alimentos de origen animal).
A pesar de ello, su consumo es muchas veces inferior al deseado por problemas relacionados con aspectos organolépticos (sensoriales) o de falta de facilidad de preparación y/o ingesta. En esta edición se recogen 4 artículos científicos que abordan diferentes estrategias para ayudar a paliar estos inconvenientes. Las preparaciones culinarias que facilitan el tomar las hortalizas con los dedos puede ser una buena estrategia para las personas con problemas motores. Por su parte los millennials son bastante exigentes en cuanto a los aspectos sensoriales de los batidos de frutas y hortalizas, lo que obliga a la industria a conocer sus preferencias y desarrollar productos ad hoc. En cuanto a los niños, es interesante darnos cuenta que su participación en la preparación de los alimentos y una buena dosis de creatividad pueden ser factores claves para favorecer el consumo. Por último, es evidente que la población cada vez requiere más información sobre los alimentos, incluidas sus características sensoriales y su huella medioambiental.
Icíar Astiasarán Anchía
Catedrática de Nutrición y Bromatología. Universidad de Navarra.
Miembro del Comité Científico de la Asociación “5 al día”.
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