Sin duda se ha avanzado de un modo impresionante en la reducción de muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares, pero, aun así, estas patologías están a la cabeza de las causas de muerte y carga de enfermedad en España y los países de nuestro entorno.. La baja ingesta de frutas y hortalizas es un factor de riesgo asociados a la pérdida de años de vida por muerte o discapacidad. Se estima que las políticas para la promoción del consumo de frutas y hortalizas podrían reducir entre 50.000 y 130.000 las muertes de ciudadanos europeos por causas cardiovasculares, si lograran alcanzar el consumo diario de al menos 400g y 600g entre frutas y hortalizas, respectivamente.
La dieta mediterránea, caracterizada por un elevado consumo de frutas y hortalizas frescas, ha demostrado reducir hasta en un 30% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares graves. Este patrón, que se abandona cada vez más entre la población española, además supone un menor consumo de alimentos altamente procesados y derivados cárnicos, que aportan a la dieta sal, grasas poco saludables y azúcares añadidos.
Sin embargo, las políticas implementadas en Europa para combatir las enfermedades crónicas, siguen siendo insuficientes y desiguales en los países de la región. Por eso la Red Europea del Corazón propone un paquete de medidas para cambiar los sistemas alimentarios de modo que el acceso a alimentos saludables sea más fácil.
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