La generación de nuevos cultivares de berenjena (Solanum melongen L.) con tolerancia a la sequía es uno de los principales retos en el contexto actual de cambio climático. El estudio analiza cómo distintas variedades de berenjena responden a la falta de agua, un problema cada vez más común debido al cambio climático. Utilizando un grupo genético diverso (incluyendo variedades cultivadas, híbridos y parientes silvestres), se midieron factores como el crecimiento y los antioxidantes naturales de las plantas.
El estrés por sequía afectó negativamente el desarrollo de las plantas y al contenido de agua en sus tejidos, aumentando indicadores de estrés oxidativo y contenido en prolina, flavonoides y compuestos fenólicos totales. El estudio halló que las variedades cultivadas y la silvestre mostraron una variabilidad notable en sus respuestas; algunas mostraron un crecimiento radicular mejorado, mientras que otras presentaron una reducción en la biomasa aérea como estrategia adaptativa. Los híbridos que combinan especies silvestres con berenjena común demostraron ser los más resistentes, presentaron respuestas antioxidantes y de crecimiento superiores en comparación con el resto, sugiriendo que el uso de especies silvestres podría mejorar la tolerancia a la sequía en las berenjenas cultivadas.
Estos hallazgos son valiosos para programas de mejoramiento que busquen incrementar la resistencia al estrés hídrico en berenjena, un factor crucial en escenarios de cambio climático donde la escasez de agua es cada vez más frecuente. Integrar estos genotipos en la producción agrícola podría ayudar a mantener el rendimiento y la calidad de la berenjena en condiciones de estrés ambiental, asegurando una mayor sostenibilidad agrícola.
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