El sobrepeso y la obesidad se asocia a hábitos alimentarios insanos y al sedentarios, y afecta de forma preocupante a edades escolares, de ahí que la escuela sea un entorno idóneo para aplicar políticas informadas en la evidencia científica que mejoren la alimentación y el estilo de vida entre los más jóvenes. Las intervenciones escolares no solo llegan a los niños, sino también al personal de la escuela, a las familias y al resto de la comunidad. A. Chaudhary y colaboradores investigaron sobre la efectividad de los programas de alimentación y nutrición escolares sobre la salud de los niños. La revisión realizada sobre 42 estudios seleccionados, mostró que las intervenciones escolares en general afectaban a las actitudes, conocimiento, comportamiento y antropometría, pero que el grado de cambio dependía en gran medida del diseño de la intervención. En general, las intervenciones centradas en los entornos alimentarios para modular la exposición, accesibilidad y disponibilidad de alimentos saludables como frutas y hortalizas en el centro escolar y el hogar, así como los huertos escolares, parecen ser las más eficaces. Las intervenciones escolares multicomponente (entorno alimentario, familias, clases de cocina, huertos, actividad física o formación curricular) pueden ser un medio eficaz y prometedor para promover una alimentación saludable, mejorar el comportamiento alimentario, la actitud y la antropometría entre los niños pequeños. Así, los centros educativos tienen el potencial de realizar mejoras duraderas, garantizando un entorno escolar saludable para mejorar la salud de los niños a corto y largo plazo. Además, los autores concluyen que esta revisión puede servir para guiar futuras intervenciones en entornos escolares y para categorizar sus componentes con el fin de ser más efectivas y eficientes en el logro de sus objetivos.
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