EDITORIAL

La educación nutricional es un componente decisivo para el desarrollo de comportamientos de alimentación saludable ya que mejora el conocimiento y las habilidades que los niños necesitan para tomar decisiones dietéticas saludables. Sin embargo, las intervenciones que buscan una educación nutricional efectiva en el centro escolar deben ser integrales, multicomponente y con un enfoque multinivel para que sea más probable que logre los objetivos establecidos en todos los grupos de edad. Cuando dichas intervenciones involucran tanto a profesores como a expertos en nutrición en su implementación y comprometen a las familias para extender la intervención al hogar, los resultados son mejores. Además de incorporar múltiples componentes, deben incluir también varios niveles de intervención, como el conocimiento individual, las sesiones de cocina o las sesiones de cata de alimentos, con un enfoque multifacético, con una alta frecuencia de exposición y ser realizadas por dietistas-nutricionistas o profesores adecuadamente formados y padres comprometidos. En este sentido, las intervenciones exitosas dirigidas a los niños de educación primaria involucran a los padres a través de sesiones presenciales, identificando comportamientos específicos que deben modificarse. Además, cuando están dotadas de una dosis adecuada de exposición, con una duración de intervención de al menos 6 meses y utilizan actividades apropiadas para su edad, dichas intervenciones producen mejores resultados. Por último, de forma resumida, los cinco factores más importantes para una promoción de alimentación saludable efectiva entre niños en el entorno escolar en base a los estudios realizados serian: un enfoque multicomponente que involucre a toda la comunidad educativa (ej., profesores, tutores y padres) y multinivel que incluya al menos el centro escolar y el hogar; una duración de al menos 6 meses de la intervención con una elevada frecuencia de exposición de las actividades realizadas; la involucración y el compromiso de los padres en las acciones llevadas a cabo; la adecuación de los programas a la edad de los participantes; una alta fidelidad garantizada por la formación de los agentes que implementen la intervención (ej., profesores, tutores o dietistas-nutricionistas) y la estandarización del protocolo y difusión entre todos los grupos de interés.

Iva Marques Lopes.

Profesora Titular de Nutrición.

Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte, Universidad de Zaragoza.

Miembro del Comité Científico de la Asociación “5 al día”.